Con la excusa de hacerse cargo del subte, además de exigir presupuestos inexistentes, ahora está promoviendo el aumento de un 44% para la alícuota del impuesto al sello que hay que abonar por las operaciones inmobiliarias.
Esto, que afecta a la ya prácticamente inexistente actividad inmobiliaria. La paradoja es justamente esa: por qué a un mercado inexistente, o leve, se le ocurre pretender sacarle un dinero que prácticamente es nulo, en un momento con operatorias prácticamente a cero.
Al efecto control del dólar, y diversas reglas implementadas que hacen imposible que el sector avance, y que se encuentra en retracción desde hace por lo menos cuatro años, se le suma este pedido del jefe de gobierno.
El asunto del subte está siendo manejado como padres que se divorcian y usan al hijo-subte de rehén, con ese tema, Macri ya ha cometido el acto de subir el precio del boleto, que nunca se retrotrajo, a pesar que no se hizo cargo (por lo que la culpa no es sólo del chancho), ahora sale con ideas absurdas sobre cómo sacarle plata al sector más dañado para inyectar en un proyecto descabellado, que ya los que saben le dijeron que es absurdo, como el cerrar por 60 días el subte A.
Este señor no aprendió nada en la cantidad de veces que hicieron paro en el subte, por una semana, imaginen lo que va a pasar en 60 días, le van a estar rogando que asalte bancos para habilitarlos.
La mejor idea que se le ocurrió hasta ahora es la de sacarle un porcentaje a un sector que agoniza, el inmobiliario.
Como era de esperarse el asunto hizo saltar de su silla al presidente de colegio de escribanos Carlos D’Alessio, y con toda razón, presentó una queja formal. La alícuota que actualmente es del 2.5%, pasaría a ser de 3.6. El condicional lo tengo en duda, los atropellos de Macri, siempre se deniegan, pero al final, con una rabieta por algún lado, conseguirá destruir lo poco que se mueve el sector.
Lo triste del asunto es que el problema en el sector, lo pagan los empleados, ya que las propiedades siguen en manos de sus dueños, esperando operaciones futuras, la situación del sector afecta a los trabajadores, no a los propietarios.
Los dueños de inmobiliarias, no pierden nada, sólo dejan de ganar, esperando mejores ocasiones, pero la cantidad de empleados despedidos en el sector, de los que nadie se ha ocupado, ni siquiera los gremios, es alarmante.
La situación de los subtes, no afectan directamente al sector más que a un grupo de propiedades circundantes, parece bastante injusto hacer pagar a todos por algo que no les ocasiona mejoras a la mayoría de los inmuebles.
Es una ironía que el gobierno Nacional haya pasado la responsabilidad de los subtes al jefe de gobierno bajo el discurso de que por qué en la provincia van a pagar el transporte de Capital, ahora, vale la misma cuestión: por qué las propiedades que no se ven alteradas por la situación del subte tiene que pagar por él.
Sobre todo, cuando en la alícuota ya se tenía en cuenta ese ítem.
Este nuevo capricho del jefe de Gobierno le está colocando aceite a los pisos por el que tendrá que pasar camino a más pretensiones políticas.